La música pop puede ser el mejor pasatiempo. Es así, pocas cosas tienen el poder escapista de una canción. A su vez, es un fenómeno que se da en dirección contraria: la música pop puede ser el camino más directo para conocerte mejor. “Pasatiempo” tiene tanto de lo uno como de lo otro. Es jovial, efervescente y ligero, pero también cercano, honesto y, por momentos, melodramático. Expone emociones en conflicto y lo hace con la complicidad de quien conoces de toda la vida.
Este EP es lo primero que escuchamos de El Buen Hijo tras entregar en 2021 un álbum debut que convenció a propios y extraños. A lo largo de estos años, la banda afincada en Madrid ha construido un imaginario asociado al amor, la amistad y la efervescencia juvenil. “Pasatiempo” consolida un sonido ya reconocible al instante, clásico y a la vez rabiosamente actual, sabiendo añadir nuevos matices a su fórmula y ganando en empaque.
Su búsqueda de la canción pop perfecta alcanza en este trabajo cotas todavía más altas. “Crucigrama”, con su soleada melodía, es capaz de pintarte un cielo entero. Coros vibrantes, velocidad endiablada y una letra en la que uno reconoce a sus semejantes. “Rápido y Brutal” prolonga su idilio con la melodía. La contundencia de la sección rítmica es clave a la hora de construir un tema que convence por su pegada y deslumbra por la manera en que pone en palabras una situación que para todos es tristemente familiar.
“Pasatiempo” es un trabajo plagado de imágenes tan poderosas como la que nos sitúa subiendo a pie la “Calle del Calvario”. Este tema, de apariencia falsamente algodonosa, si te confías, te puede pinchar. “Azores”, ubicada en el arranque de la cara B, pertenece a ese maravilloso género que son las canciones sobre el verano —no confundir con la canción del verano—. Pese al sabor amargo de su letra, parece hecha para ser escuchada en un coche con las ventanillas bajadas, el bañador todavía un poco mojado y oliendo a crema solar.
