Cuantas más personas viven en una gran urbe, más deshabitada parece ésta. Hace tiempo que las ciudades adquirieron una cualidad opresiva e inaccesible, y al ser humano no le queda otra que convertirse en un ente alienado desprovisto de individualidad. Lo mismo sucede con la luz blanca, que contiene todas las frecuencias del espectro visible, pero en ella no podemos distinguir ningún color.
“Ruido Blanco” es el nuevo single de La Plata y el primero de su tercer álbum, una reflexión sobre la liminalidad de los espacios en los que nos toca vivir. El ruido blanco, bajo la universalidad de las frecuencias que contiene, no esconde ningún sonido nombrable: un millón de partículas flotando en un espectro sin nada que decir, como los ciudadanos de una capital. Así, la condición de limbo terrenal al que se enfrentan los individuos del grupo (oriundo de Valencia pero dividido, además, en varias ciudades) no sólo define su discurso, sino también su sonido: “Ruido Blanco” se encuentra en lugares intermedios, inaccesible para los géneros musicales estancos.
El tema se construye sobre una base de drum&bass interpretada con una batería orgánica, breackcore y guitarras acústicas procesadas hasta que dejan de parecerlo. La Plata quemaría la caverna de Platón, y su nuevo álbum parte de su curiosidad innata: es cierto que la curiosidad mato al gato pero, total, el presente ya se parece mucho a un purgatorio.