En “Niños”, el último single de La Texana, el músico mexicano nos recordaba la pureza de la infancia: ese tiempo en el que las emociones eran intensas, pero inofensivas. Ahora publica “¿Hoy a qué vamos a jugar?”, la cara oscura de la moneda, un reflejo realista sobre hacerse mayor. Si “Niños” invitaba a mirar el pasado con nostalgia, este nuevo single nos enfrenta a una realidad donde el juego ha perdido su inocencia y se ha convertido en una pregunta sin respuesta, en una ruleta rusa donde impera la incertidumbre. “¿Hoy a qué vamos a jugar?” pregunta Josué en un verso que casi parece una súplica por encontrar una contestación. Así, su nuevo tema es una carta abierta, un grito de auxilio dirigido a alguien que ya no está, aunque siga ahí. La canción retrata el dolor de ver a una persona cercana consumirse poco a poco en su propio abismo, atrapada en conflictos internos y adicciones.
Musicalmente, el single refuerza esta sensación de ruptura con su sonido más oscuro y violento hasta la fecha. La Texana juega con la tensión y la fragilidad desde el primer segundo, pues la canción arranca con una caja de ritmos que parece sacada de un juguete: un ritmo inocente, casi infantil. Pero, al poco tiempo, todo se rompe. La percusión se desmorona, las guitarras irrumpen con crudeza y la canción se convierte en una espiral de intensidad que refleja el colapso emocional de su historia: un niño que se pierde por el camino. Josué lleva su propuesta hacia terrenos de post-punk bielorruso, a la vez que la agresividad de las guitarras evoca la urgencia del indie español de los 2000.
“¿Hoy a qué vamos a jugar?” es un retrato sobre la impotencia, sobre la lucha por intentar retener en vano a alguien que se está desvaneciendo. Un recordatorio de que no todos los juegos tienen final feliz. El disco debut de La Texana sigue tomando forma, y esta nueva entrega nos sumerge en su lado más desolador.