Los mejores regalos son los que llegan de forma inesperada. El nuevo disco de Russian Red, Volverme a enamorar, es uno de ellos. Durante 2023, la cantante madrileña fue compartiendo sus nuevas canciones, poco a poco, sin prisa y sin más intención que volverse a enamorar de la música. Lo consiguió. Ni que decir tiene que, por el camino, también ha seducido a sus seguidores de siempre y a nuevos fans que se han ido sumando a una propuesta tan única en el panorama actual como irresistible.
Ahora, esos adelantos se suman a otras canciones inéditas para conformar el que es el nuevo álbum de Russian Red, el quinto ya de la vocalista y compositora madrileña Lourdes Hernández. Un trabajo evocador, lleno de misterio y que nos devuelve a una figura capital en la música española de lo que llevamos de siglo. Su facilidad para encontrar melodías que se vuelven memorables a la primera escucha sigue ahí, impertérrita. También su particular forma de cantar: su voz siempre ha sido privilegiada y la verdad es que cada vez lo hace mejor.
Aquí, Lourdes se rodea de Luis Sanso Luichiboy (Cupido) y Carlos René para conformar un equipo creativo de primer nivel. Juntos, se encargan de la composición y producción de un elepé concebido para escucharse de principio a fin y que transporta al oyente a un universo paralelo en el que la música está en el primer plano vital. Me gustan todos los chicos sirve de introducción y bienvenida, en la faceta más sugerente y juguetona de Lourdes. Una guitarra de inspiración casi bossa nova da paso a unos coros de girl group de los 60. Hasta que entra la voz principal: imposible no caer rendido. Una pieza de pop atemporal que sienta las bases del conjunto. “Para todos los chicos en su habitación”, le dedica Lourdes el tema a sus oyentes.
No entiendo nada, uno de los adelantos que ya se habían podido escuchar, toma el testigo. Es desde ya uno de los nuevos clásicos de su cancionero, con ese tono como de fotografía velada que provoca que parezca una canción de toda la vida y, a la vez, completamente actual. Nuestra Lourdes favorita. “No es verdad, me gustas igual que siempre”, canta. El sentimiento es recíproco. Intelectual sexual quizá sea la pieza más divertida, a medio camino entre lo carnal y lo filosófico, en medio de reflexiones sobre la vida que vivimos a través de las pantallas. El envoltorio de medio tiempo mágico le sienta como un guante.
This Is Un Volcán también nos suena conocida. Fue el primer corte que Russian Red compartió de este nuevo proyecto y es como ver a un amigo con el que hacía tiempo que no quedabas. Aquí, la madrileña se mueve entre el inglés y el castellano, conduciendo una melodía que es pura melancolía y clase. Para cerrar los ojos y dejarse llevar. O para poner banda sonora a tu próxima película favorita. El toque improvisado de Una fresca -ajuste de cuentas irónico consigo misma- le confiere una cercanía especial que en realidad está presente en todo el disco.
La última vez es un acierto inmediato. Arreglos creativos e ingeniosos que parecen querer escapar de la categoría de pop clásico para tejer una suave psicodelia que arrulla el oído y calienta el alma. “Estaba escrito en las estrellas que nos íbamos a encontrar/Lo más bonito es que no teníamos ni idea de cuando iba a pasar”, canta Lourdes con emoción a flor de piel. Ese mismo toque romántico, en la fina línea entre la comedia y el drama, se percibe en Tus p*tos labios, pequeña genialidad marca de la casa de las que provoca una sonrisa y la hiela a la vez.
Para terminar un álbum que pasa como un suspiro y que pide a gritos escucharse de nuevo, Yo me lo invento, colofón perfecto que nos enseña el lado más íntimo de Lourdes Hernández. Si había que volver (su último trabajo, Karaoke, vio la luz en 2017) tenía que ser así, con un disco que muestra lo mejor de una artista única y tremendamente importante. Otra muesca de creatividad máxima en una carrera que se mueve por trabajos imprescindibles. A I Love Your Glasses (2008), Fuerteventura (2012), Agent Cooper (2014) y el citado Karaoke se le une ahora un Volverme a enamorar que, efectivamente, es un regalo.
