Cuidado, aquí nada es lo que parece. En “Daño” hay vértigo y riesgo; sutileza y experimentación sonora. María Blaya nos hace partícipes de su fragilidad desarmante en este anticipo del que será su primer álbum en Sonido Muchacho. La artista murciana subraya todo lo positivo que nos había enseñado hasta la fecha: su pop de vanguardia deja fuera cualquier ortodoxia, retorciendo la estructura de canción convencional y rompiendo el canon para llevarlo a lugares aún por explorar. Una producción —a cargo de Anxo Ferreira, Manuel Blanco y la propia María— con multitud de aristas hace el resto.
Cuando el tema estalla en mil pedazos, allá por el minuto y medio, lo mejor es buscar un lugar cubierto. ¿En un club, tal vez? La segunda parte de la canción mira con descaro a la pista de baile, pidiendo a gritos un remix y evidenciando que estamos ante una figura que destaca por su versatilidad. Así lo ha demostrado en sus lanzamientos hasta ahora, entre los que se encuentran un primer álbum (“Silencio”, 2020) y un reguero de singles y colaboraciones entre las que destacan las de Natalia Lacunza, Rojuu o Daniel Sabater.