Hay un momento en la vida de un artista en el que la música se cruza por delante y el destino cambia para siempre. En el caso del zaragozano NICO B., ese big bang ocurrió pronto. Con apenas 10 años y tras una mudanza familiar a Reino Unido, el enganche a la MTV y una pasión por los vídeos de skateboard en YouTube le convencieron de que el pop, el funk y el hip hop serían a partir de ese momento su razón de ser. La B, por cierto, viene de Bonet, su apellido.
Viajamos en el tiempo hasta 2020, momento en el que NICO B. presenta su primera creación propia: Buying Dreams. Pieza de suave elegancia y espíritu r’n’b que mostraba a la primera y de forma contundente la facilidad de su creador para facturar canciones de asimilación inmediata y producción fina y estilosa. Revelación total.
Un año después, ya en 2021, mientras NICO B. se labraba una carrera como DJ y realizador audiovisual, llegó el segundo disparo, Made Path. Al gusto por los sonidos sintéticos y ritmos electrónicos refinados marca de la casa del creador se sumaban guitarras afiladas de alma new wave. Todavía en busca de su estilo, todavía probando cosas, pero confirmando de que estamos ante un artista diferente.
Con el tiempo y la llegada de novedades, el aragonés ha logrado trazado su propio camino y, aunque se cuelan referentes (de Kaytranada a Boy Pablo. De Alizzz a Sen Senra. De The Blaze a Frank Ocean…) el resultado es absolutamente único. E irresistible. Wax Wings y Envite, ambos de 2022, subrayaban la enjundia creativa del proyecto.
Poco después llegaría por fin su (esperado) primer EP: Garden. De la mano de Cosme Pelotillo, su colaborador habitual -con el que también comparte la productora Santa Monica Films– y g.lesson, Nico lograba la que es su obra definitiva hasta el momento. Cuatro piezas de pop vanguardista, actitud radicalmente contemporánea y buen gusto por bandera que se marcaba ya desde la alucinante portada inspirada en el pintor Claude Monet.
Nenúfares, el corte de apertura del EP, es una pieza de nuevo pop que refleja el salto adelante compositivo y sonoro que dio en este trabajo. Estribillo gigante y jitazo al canto que funciona tanto en los auriculares como en la pista de baile. En la canción titular, bajada de tempo para empaparse de misterio y presentar una estructura abierta de cadencia hipnótica, demostrando la versatilidad del cantante. “No hace falta aparentar”, dice. Es así, cuando sabes que lo tienes. Joven es otra muestra de su facilidad para conjugar guitarras y cajas de ritmos gruesas: temazo automático. En las puertas del cielo, broche de oro del EP, se muestra cerca de la psicodelia, con voces tratadas, versos que pasan del castellano al inglés como si tal cosa y arreglos que crecen hasta el infinito.
Lo más emocionante de NICO B. es la sensación de que lo mejor está por llegar. Cada lanzamiento ha sido un triple salto hacia adelante y eso se va a hacer todavía más evidente en los temas que están por llegar y que confirmarán su estatus de gran promesa de la música nacional. Esto arranca, abróchense los cinturones.